Egipto, el país árabe más poblado con 103 millones de habitantes, es la tercera economía de la zona MENA y también de África. Con una superficie que duplica a la de España, es de los pocos países cuyo PIB ha crecido durante la crisis del Covid-19, y se prevé que siga haciéndolo en torno al 4% anual en 2023 y 2024 según el Banco Mundial. Aunque sufre una alta inflación y ha debido devaluar su moneda, se trata de un país seguro en el que la actividad económica y los negocios se desarrollan con normalidad. La agricultura y el agua son sinónimos de vida en Egipto, un país cuya superficie es en más de un 90% desértica, y que ha ido manteniendo una mayor dependencia en términos económicos del sector agrícola que otros países con niveles similares de renta. Ello se debe al tipo de división de la propiedad de la tierra, minifundista por lo general, al dirigismo administrativo de los cultivos, y otros factores que han causado que la agricultura egipcia no se haya modernizado. Ello ofrece gran oportunidad a las empresas andaluzas de la industria auxiliar de la agricultura, de maquinaria para la recolección, tratamiento/lavado y empaquetado de frutas y verduras, packaging, logística, irrigación para la mejora de la eficiencia del agua, etc.