¿Es posible para un emprendedor de hoy en día operar “sólo” (esto es, solamente) en nuestro país?
La respuesta por supuesto no es única ni idéntica para cualquier empresa y empresario, pero en general y en cada vez más casos ésta es NO. Si hasta finales del siglo XX la internacionalización era para la empresa una opción más, voluntaria y perfectamente prescindible, en el globalizado siglo XXI pasa a ser un elemento estratégico central para su expansión e incluso supervivencia, pues el campo de batalla para prácticamente todos los negocios ya no tiene carácter local ni nacional, sino mundial. Al mismo tiempo, el acceso a los mercados internacionales ya no está reservado a las firmas de determinados sectores, tamaños o características, sino que pasa a ser una posibilidad real para cualquier tipo de empresa que disponga de un producto o servicio diferenciado. Este nuevo panorama debe ser plenamente asumido por el emprendedor. Por un lado, como amenaza a tener en cuenta en su desarrollo empresarial. Pero al mismo tiempo puede ser visto como una importante fuente de oportunidades. ¿Cómo aprovechar este cambio del entorno para el propio beneficio? ¿Cómo salir exitosamente al exterior hoy en día en el nuevo contexto mundial?